Y no fue para tanto, nuestro río llegó alto pero no más que otras veces. Eso sí, a mi me sigue impresionando, oír como ruge y ver la velocidad a la que mueve inmensos troncos me sigue cautivando.
Luego vendrán los debates sobre limpiarlo, dragarlo o dejarlo como está. Las riadas seguirán llegando, el Ebro seguirá hablando, y todos nosotros seguiremos sordos.
El río ocupa su sitio
Cormoranes observando la inundación
Pabellón puente
Expo-agua 2013
Salud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario