Hace unos años, cuando las cosas iban mejor y se podía viajar, hicimos en dos veranos dos viajes a los dos extremos de la península. En 2005 estuvimos en Galicia, en un camping muy cerca de Fisterra, y ese es el primer faro.
Faro especial por ser el último, por ser el final de la tierra y el comienzo del territorio de las bestias marinas, pero también especial por ser uno de esos pocos lugares a los que viajé con mi familia siendo zagal.
Faro de Fisterra
En 2006, viajamos a Cadaqués, cerca del cap de Creus, el punto más oriental de la península. El paisaje es completamente distinto, el color verde de Galicia se transforma en color tierra y piedra, pero el espíritu de cada lugar es el mismo. Los dos faros, Penélopes esperando a Ulises, antorchas para avisar del peligro e iluminar la noche, los dos extremos, tan distintos y tan parecidos al mismo tiempo.
Faro del cap de Creus
(Las dos imágenes están recuperadas de un revelado digital antiguo)
Salud.