Una vez que dejas atrás el ruido de la carretera que sube al puerto de Somport, Astún y Candanchú, y te adentras poco a poco en el valle de Canal Roya, el sonido del agua cayendo en innumerables y altísimas cascadas, se adueña del camino. Si además lo haces como nosotros, en primavera, ese sonido te acompañará durante toda la ascensión a los ibones de Anayet.
Para cuando llegues a la rinconada, donde el tiempo se detiene y cientos de arroyos y turberas de agua cristalina confluyen en Canal Roya, el cansancio no será comparable con el paisaje que se abre ante ti y que te dejará sin palabras.
Prados en Canal Roya
Refugio en Canal Roya
Canal Roya
Pico Anayet desde Canal Roya
La Rinconada
Vista de la Rinconada y Canal Roya, desde la ascensión a los ibones de Anayet
Parece que el camino termina aquí, y de hecho podría hacerlo, pero un último esfuerzo de una hora más o menos y podrás ver uno de esos paisajes que recordarás toda la vida. Pero esto lo dejaremos para dentro de unos días.
Salud.
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